Sindicatos y más

En México, los trabajadores no se sienten representados por sus sindicatos ni líderes

Al cerrar el sexenio, crece la apatía de los mexicanos hacia las organizaciones gremiales; sobre todo los jóvenes son incrédulos en buena medida porque han visto como infinidad de líderes siempre anteponen sus intereses personales a los de sus agremiados

Al celebrarse el último acto del sexenio en conmemoración al Día del Trabajo, voces de expertos y dirigentes de sindicatos independientes coinciden en señalar que en México el sindicalismo se encuentra disperso y en crisis no sólo por la falta de credibilidad de la gente joven hacia las organizaciones gremiales sino por el desinterés de muchos trabajadores que no se sienten representados al pertenecer a sindicatos blancos o bien, porque no experimentan una mejoría en su nivel de vida que justifique el pago de sus cuotas pues un buen número de dirigentes anteponen sus intereses personales a los de sus representados.

¿Los sindicatos en México están en crisis? Fue una de las preguntas que RS planteó a expertos en la materia como Manuel Fuentes Muñiz, doctor en Derecho por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), quien señaló: “ha habido una involución en los sindicatos, es un problema muy fuerte y se da porque el estado mexicano como las organizaciones patronales están creando sus propias organizaciones sindicales sólo de apariencia; es decir, no son organizaciones reales y están constituidas solamente para evitar la organización de los trabajadores”.

El catedrático lanza la voz de alerta: “Esto es lo que ha sucedido con el transcurso de los años y a cien años en que se creó el artículo 123 constitucional, están desapareciendo los sindicatos manejados por los trabajadores, ahora los patrones y el Estado han aprendido a manejar ese tipo de instrumento para su beneficio”.

Por otra parte Alfonso Bouzas Ortiz, también doctor en Derecho e investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), opina: “Lo primero que diría es que a nivel mundial el sindicalismo decrece”. Y da cifras escalofriantes: “En países donde más afiliación sindical se tiene, oscila entre el 3% y el 4% de la población económicamente activa ocupada, es decir es alarmante la desafiliación, o incluso ni siquiera afiliación a los sectores modernos”.

¿Tiene futuro el sindicalismo?, planteamos: “yo creo que sí, nada más que ese futuro está muy vinculado con cambios estructurales. El sindicalismo nace con el proceso de desarrollo capitalista relacionado al proceso que hoy se vive”. Y explica: “Los sindicatos locales, de rancho, definitivamente no tienen perspectivas, no puede ser un sindicato semejante al del pasado, sino un sindicalismo diferente.

En el caso de México, en cuanto a sindicatos, se arrastra un lastre del que con dificultad podrá liberarse”. Heinz Dieterich, investigador de origen alemán que labora en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), refirió respecto: “no quiero ser dramático, pero me parece que la época de oro de los sindicatos no va a regresar”. En la época de oro, los sindicatos eran paz, política, disciplina y organización con calidad en el trabajo, con la calidez humana – a mi juicio- se podía organizar un movimiento político de cambio”, agregó. El investigador alemán, añade: “La experiencia de las voces autorizadas dirigen a una expresión de alarmante decadencia, debido a que las ideologías centrales de lo que era un sindicato en sus orígenes, -por ahí de los años veinte-, se están perdiendo, la falta de interés de la mayoría de los representantes hacia sus trabajadores, ya no es luchar por la clase obrera, sino por los intereses personales, las condiciones de trabajo, se han ido modificando y no en todas las organizaciones sindicales, se está ganando”.

Fuentes Muñoz también comenta de la reforma en materia laboral estacionada en el Congreso mexicano: “La iniciativa de reforma que se está planteando, va en contra de los trabajadores, incrementa el control del Estado, el poder de las empresas en perjuicio de los trabajadores, acrecienta el poder de los Gobernadores para afianzar más sus intereses. Esta iniciativa que está en el Senado, debe ser discutida de una manera más amplia porque significaría un retroceso muy grande para los trabajadores. Al pegar a los sindicatos, lo que van hacer, es directamente ofrecer mano de obra barata, bajos salarios, no es un tema de calidad en el trabajo, no es un tema de infraestructura nacional o de tecnología, sino que es entregar la sangre de nuestros mexicanos y nuestras mexicanas como si fueran objetos”, plantea.

Alfonso Bouzas añade a sus puntos de vista: “Bajo el contexto de la ley en el artículo 31, los sindicatos funcionan como organismos que firman contratos colectivos de protección empresarial; es decir, tomaron distancia las direcciones sindicales de las bases trabajadoras y como consecuencia de ello, hicieron o generaron sus propios intereses”. Ahonda al respecto: “Por ello es que tenemos líderes sindicales vitalicios que se reeligen, por eso es que tenemos familias que se intercambian en las direcciones sindicales. La ley posibilitó que el fenómeno se diera así y podemos decir que el objetivo y los fines del sindicato fueron desplazados y en su lugar se colocarán los objetivos y fines de la dirección sindical, que son dos formas de expresión del poder: el poder político y el poder económico. Esos son los alicientes de los dirigentes sindicales en la actualidad”.

Denuncia el experto: “El 90% de los sindicatos firman contrato a espaldas de los trabajadores Yo no digo que tengan o no tengan buenos contratos, simplemente no responden a la voluntad de los trabajadores y por lo tanto los trabajadores no están identificados ni con el contrato ni con el proyecto económico y llegamos a la conclusión de que los trabajadores no se interesan por cuidar la fuente de empleo y el empleador quiere trabajadores desechables esa es la crisis que estamos viviendo en el sindicalismo nacional”.

Otro de los problemas a los cuales también se enfrenta el sindicalismo mexicano es el desinterés de las nuevas generaciones, como lo indica Bouzas Ortiz: “los jóvenes ahora no tienen interés y eso tiene que ver también con que el sindicalismo actual, no les abre ninguna posibilidad, ninguna alternativa. En este contexto en el que las direcciones sindicales no han sido capaces de tomar la vanguardia del trabajador, está también el problema de la identidad los jóvenes, no se identifican con el sindicato tradicional, es más, el joven ni siquiera se motiva”, expone el especialista.

El sindicalismo tiende a dispersarse. Agustín Rodríguez Fuentes, Secretario General del Sindicato de Trabajadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (STUNAM), indica que uno de los problemas más visibles que enfrenta el sindicalismo en el país es la “dispersión y no solamente en el sindicalismo corporativo, sino también en el sindicalismo independiente”.

Preocupa al dirigente que dentro de este contexto de crisis generalizada tanto para las organizaciones sindicales como para la clase trabajadora en su conjunto ningún candidato a la Presidencia de la República se ha mostrado sensible ante los planteamientos de los sindicalizados porque “al revisar sus políticas programáticas no hay definición clara en cuanto al significado de las organizaciones”.

En esta esfera de crisis y futuro incierto se encuentra el Sindicato Único de la Industria Nuclear (SUTIN), cuya membresía se integra por profesores del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (INI). Carlos Guillén Soriano, su Secretario de Prensa, dice que “pese a los 54 años de existencia de la organización, la cual ha luchado por una contratación colectiva, libertad sindical, salarios dignos y demás prestaciones, el sindicato como de la industria nuclear, no puede limitarse a esas peticiones”.

Explica que al ser un sindicato que respalda a investigadores, este debe ser considerado para obtener mayores recursos por parte del gobierno federal, dada su labor científica en favor del desarrollo del país.

“Actualmente sólo se destinan 550 millones de pesos que no alcanzan ni para cubrir la nónima”.

De hecho, acepta que el futuro de su organización es incierto. Explica: “la falta de políticas concretas y recursos pudiera desbordar en una crisis de alto impacto porque el número de trabajadores ha disminuido, no hay contrataciones y la mayoría de los investigadores tienen en promedio 60 años, lo que pudiera repercutir con el paso de los años en que sea inviable el INI y el sindicato mismo”.

Un panorama nada alentador similar al que se enfrentan otros sindicatos en el actual contexto de crisis por el que atraviesan en el país, acrecentado por la apatía de las nuevas generaciones y hasta la creciente informalidad que absorbe en muchos países al 60 y 70 % por ciento de los trabajadores activos, “que carecen de disciplina, información y solidaridad”, según expone de salida Heinz Dieterich.

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