Sindicatos y más

Alejandra Barrales y el escándalo de los trabajadores acarreados

A la mitad de las campañas electorales, los empleados sindicalizados manifestaron su descontento al tener que participar en los mítines de la perredista bajo amenaza de sus líderes.

Al inicio de su campaña por la Jefatura de Gobierno, Alejandra Barrales, candidata de la coalición por la Ciudad de México al Frente, recibió el espaldarazo de los sindicatos que se agrupan en el gobierno capitalino. Meses después, la aspirante ha enfrentado problemas y acusaciones por parte de los agremiados, quienes se quejaron de que los acarrean a los eventos políticos,  para apoyar a la perredista.

Apenas en febrero pasado, Barrales se reunió con más de siete mil trabajadores, la mayoría integrantes del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México (SUTGCDM), a quienes les prometió las mejores condiciones del contrato colectivo que hubieran tenido en toda su historia.

En los siguientes meses de la campaña, la candidata se ha reunido con distintos grupos sindicales de la capital. Al inicio de su campaña estuvo acompañada de los líderes de distintas secciones del SUTGCDM, quienes le ofrecieron brigadistas para impulsar su campaña. En el evento, estuvo acompañada por Juan Ayala, quien era en ese  momento candidato a una diputación local por el Frente.

En abril se reunió con la Unión Nacional de Trabajadores, con la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA), la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación, de la Central Campesina Cardenista, de la Coordinadora Nacional del Plan de Ayala, el Sindicato de Telefonistas de la República Mexicana y el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).

A todos ellos les solicitó su apoyo para ganar las elecciones, con el discurso sobre su pasado sindical y la simpatía que tiene por los agremiados a estos organismos. En cada reunión recordó su pasó por el Sindicato de Sobrecargos, donde inició su carrera política, y se comprometió a mejorar las condiciones laborales en la Ciudad de México.

“Vengo a comprometerme con el sindicalismo democrático de este país, a generar ese compromiso que sé que la clase trabajadora requiere, que sé que ustedes están reclamando y, lo más importante, que reconozco que el gobierno de esta ciudad ha tenido una deuda con la clase trabajadora”, dijo Barrales durante uno de los encuentros con estos grupos.

Parecía que el respaldo de los trabajadores hacia la perredista era total, hasta que el 22 de abril se descubrió que los trabajadores sindicalizados del gobierno fueron acarreados al Centro Histórico para apoyar a Ricardo Anaya, candidato del Frente a la Presidencia de la República, y que también los llevaban a los eventos de Barrales en la Ciudad de México.

Ese domingo los empleados fueron convocados por los líderes sindicales a través de mensajes de Whatsapp a distintos puntos de la capital, donde les dieron mantas y pancartas para manifestarse en contra del candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador, afuera del Palacio de Minería, donde se realizaba el primer debate entre los aspirantes  a la Presidencia.

Dos días después, la cadena Univisión dio a conocer los mensajes que recibieron los trabajadores a través del celular para participar en los bloqueos, bajo la amenaza de no recibir una plaza si no acudían al llamado de sus líderes.

Uno de los dirigentes del sector salud, Héctor Carreón, mantuvo vigilados a los trabajadores a través de personal encargado de monitorear que todos los empleados convocados se mantuvieran en el lugar, siguiendo órdenes y cumpliendo con el horario que les habían establecido.

Luego de que los trabajadores denunciaron los hechos ante el medio de comunicación, los bomberos también se atrevieron a narrar como el líder del sindicato, Ismael Figueroa, los obligaba a participar en los mítines de Barrales.

“El sindicato de bomberos coacciona a los compañeros para que asistan a los mítines de Alejandra Barrales y contra López Obrador. Ordenan a los jefes que los convoquen y al que no vaya no lo dejan entrar a laborar en la estación hasta que acumule tres faltas y los despiden”, dijo en entrevista Miguel Ángel Mejía, un bombero disidente.

Añadió que aquellos que se niegan son castigados con tareas comunitarias, como cocinar, lavar trastes y asear la cocina de las estaciones, así como en tareas que nadie quiere realizar por lo pesadas que resultan para los bomberos.

Figueroa negó todo, pero tampoco quiso responder a los cuestionamientos sobre las acusaciones. En cambio, se enfrentó con una protesta de bomberos que se negó a volver a participar en un mitin de Barrales.

Aunado a eso, el Instituto Electoral de la Ciudad de México (IECM) ya inició procedimiento contra la candidata y Figueroa por realizar mítines políticos en las instalaciones de las dependencias gubernamentales y en horarios de servicio. Esto luego de que en otro mitin realizado afuera de la Asamblea Legislativa fueron agredidos dos reporteros por órdenes del líder sindical de los bomberos.

El acarreo de trabajadores a los eventos de la perredista ha sido condenado por los otros candidatos a la jefatura de gobierno, quienes han exigido que dejen de utilizar a los sindicalizados con fines políticos.

Al mismo tiempo, los trabajadores ya manifestaron su intención de no participar en eventos a los que no quieren acudir, y mucho menos si son obligados a ello por sus jefes para apoyar a un candidato en particular.

El apoyo de los sindicatos a Barrales parece tambalearse en medio de una elección donde ella ocupa el segundo lugar en las encuestas y donde los trabajadores jugarán un papel importante al momento de la votación.

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