Investigaciones especiales

El negocio inmobiliario de la familia de Manuel Vallejo Barragán

Su esposa, Margarita Cisneros Marrufo y sus hijos, Manuel Vallejo Cisneros y Margarita Vallejo Cisneros, quienes están comisionados en el IMSS, incursionaron al mundo de los bienes raíces al constituir la Inmobiliaria Burmas, con sede en la ciudad de Cuernavaca, revelan documentos a los que tuvo acceso RS

La familia de Manuel Vallejo Barragán, secretario General del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS), alquila y vende lujosas residencias con albercas llenas de agua azul turquesa y jardines verdes, un negocio apalancado en su gusto por las bienes raíces.

Margarita Cisneros Marrufo, Manuel Vallejo Cisneros y Margarita Vallejo Cisneros, quienes están comisionados en el IMSS, incursionaron al mundo de los bienes raíces, gracias a que constituyeron la Inmobiliaria Burmas, revelan documentos a los que tuvo acceso RS.

Para que la esposa del líder del SNTSS y los hijos abrieran en Cuernavaca su inmobiliaria tuvieron que desembolsar unos 600 mil pesos en un solo pago.

Cada uno puso 200 mil pesos para quedarse con un tercio de las acciones serie “A” de la empresa, que a través de un perfil de Facebook comercializa residencias y casas en la capital de Morelos. Son pocos los anuncios de las viviendas, pero todas lucen con lujo.

La inmobiliaria de la familia del líder del sindicato del IMSS fue creada el 20 de enero de 2017 en Cuernavaca, una ciudad en donde están comisionados por el sindicato desde hace varios años Manuel Vallejo Cisneros y Margarita Cisneros. Ellos tienen un salario anual bruto de unos 230 mil pesos, al que le quitan el impuesto sobre la renta.

Manuel Vallejo Barragán, quien inició su carrera como jefe de residentes en el Hospital Santiago Ramón y Cajal del ISSSTE en Durango, fue secretario del Trabajo y de Vigilancia de Valdemar Gutiérrez Fragoso, quien estuvo al frente del  SNTSS de 2006 a 2012. En ese momento, el morelense le dio su apoyo a su líder sindical para que se reeligiera y modificará los estatutos para terminar su mandato a finales de 2018.

El médico morelense apoyó a Valdemar  en 2009, cuando dejó al PRI para irse al PAN y convertirse en diputado federal por ese partido. En marzo de 2012, Gutiérrez Fregoso dio todo su apoyo a Josefina Vázquez Mota, ex candidata presidencial, dejando en la orfandad política al Sindicato del Seguro Social, tras la derrota de la panista.

A la mitad de 2012, Valdemar quedó incapacitado por una serie de infartos. Es en ese momento, en que Vallejo Barragán toma el control del Sindicato y traza su propia carrera política dentro de las filas del PRI.

El secretario general del SNTSS llegó al poder en medio de impugnaciones de trabajadores y el Segundo Tribunal Colegiado de Circuito del Centro Auxiliar de la Octava Región, con residencia en Mérida, Yucatán, determinó como ilegal su designación.

Pese a esa decisión del Colegiado, la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje en la Ciudad de México no acató dicha resolución y emitió nuevo laudo, en el que ratificó la toma de nota, el Congreso y la designación de Vallejo Barragán.

Al año siguiente, el secretario general del Sindicato se afilia al PRI, partido que en ese momento volvía al poder bajo la mano del presidente Enrique Peña Nieto. “Mi afiliación al PRI es un acto de absoluta convicción. Creo en el liderazgo de este gran partido, comparto sus principios de justicia social y su defensa inquebrantable de los derechos laborales de la clase trabajadora”, dijo el líder de los sindicalizados del Seguro Social.

Bajo el cobijo del PRI logró ser diputado federal y consejero nacional. También dio su respaldo a la precandidatura y candidatura de José Antonio Meade Kuribreña, candidato del PRI, PVEM y Panal, a la presidencia de la República.

“Mi estimado @JoseAMeadeK a nombre del SNTSS nuestro respaldo a su precandidatura por el PRI a la Presidencia de la República. Usted representa la esperanza de un mejor futuro para nuestro querido México”, dijo el ex secretario general de la sección XIX del SNTSS, en Morelos. En esa entidad están dados de alta sus hijos como comisionados y ahí es donde crearon su incursión a las bienes raíces.

Inmobiliaria Burmas, de la que solicitaron darla de alta como marca en septiembre de 2018 ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), puede construir obras e instalaciones, civiles y electromecánicas, industriales y petroleras, así como dar mantenimiento, remodelar y rehabilitar instalaciones industriales y petroleras, terrestres o marítimas.

La firma también puede hacer estudios y proyectos de ingeniería y  planos, prestar asesorías y servicios respecto a las construcciones y obras en general, adquirir, enajenar, importar, exportar, arrendar, distribuir y reparar maquinaria, materiales, equipo y herramienta.

La empresa de los hijos del líder tiene autorización además para construir caminos, carreteras, autopistas, puentes, naves industriales, casas, departamentos, fraccionamientos residenciales y conjuntos habitacionales con o sin interés social, para particulares o del gobierno federal, estatal o municipal, así como de empresas y organismos públicos descentralizados o paraestatales como son INFONAVIT, FOVISSSTE.

La compañía también puede edificar pistas aéreas de aeropuertos de todo tipo, instalaciones deportivas, de recreo, diversión o esparcimiento, para fomentar el deporte a nivel nacional a la iniciativa pública o privada y todos los demás conexos, análogos o que se relacione con la infraestructura inherente a la ingeniería civil y de la construcción de índole federal, estatal, municipal o particular.

Otro de los negocios donde pueden participar los hijos de Manuel Vallejo Barragán es conceder préstamos, otorgando y recibiendo garantías específicas, así como girar, endosar o avalar toda clase de títulos de crédito y otorgar fianzas y garantías.

“La sociedad podrá otorgar avales o fianzas y obligarse solidariamente por terceros, así como constituir garantías en favor de terceros únicamente necesarios para la realización de su objeto”, cierra el acta de la empresa, cuyo registro de marca costó 2 mil 813 pesos.

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