En pie de lucha

¿Para eso quería ser Presidente?

Parece increíble que alguien que pasó 12 años luchando para llegar a la Presidencia de la República, cuando por fin llega lo haga sin ningún proyecto y quiera gobernar a base de ocurrencias; con acciones tomadas sobre las rodillas.

Debe ser muy difícil llegar y darse cuenta que lo que prometió en campaña no es posible de cumplir, pero sería más honesto reconocer que manejar un país no son enchiladas y dosificar el cambio de rumbo, para darle su sello poco a poco.

Pero no, a Andrés Manuel López Obrador le urge marcar diferencia inmediata, aún si con sus alocadas acciones perjudica a todos los mexicanos, incluyendo a los 30 millones que votaron por él el pasado 1 de julio.

Las principales acciones de su naciente gobierno han sido más de relumbrón que efectivas, pero en los hechos ya dejaron a millones de mexicanos afectados por un político aferrado a imponer su arcaica visión de la administración pública.

Arrancó con la cancelación del Aeropuerto de Texcoco, a pesar de que unos días antes de tomar la decisión había prometido a los empresarios ricos del país que accedería a continuar su construcción si ellos lo financiaban.

Por eso cuando en diciembre anunció que Texcoco quedaba enterrado, junto con el empleo de cientos de miles de trabajadores, los primeros sorprendidos fueron los hombres del dinero, que se sintieron traicionados.

Un solo hombre privó a los mexicanos de tener el tercer aeropuerto más importante del mundo, que traería millones de turistas con la consiguiente derrama económica para el país y la creación de empleos directos e indirectos en la zona metropolitana de la CDMX.

Los más afectados fueron los pobres que trabajaban en las obras, además de los de abajo, pues aunque no viajan en avión, sí viven de turismo que deja derrama en los hoteles, restaurantes y antros donde trabajan y reciben generosas propinas de los visitantes.

También dejó a México como el segundo país con el TUA más caro en el mundo, incluso muy arriba de lugares como Dubai, pues el gobierno pejista aumentó a 45 dólares el impuesto a los pasajeros, a fin de pagar las sanciones por la cancelación del aeropuerto.

Su otro anuncio estrella fue la construcción del Tren Maya, que conectará varios estados del sureste, según él para detonar el crecimiento de esa región.

El proyecto está presupuestado y calendarizado, pero no cuenta ni con la aprobación de los pobladores y mucho menos con el indispensable estudio de impacto ambiental, pues la obra pasará por zonas de reserva ecológica que serían devastadas.

Para justificar su acción se amparó en un ritual mediante el cual un grupo de personas le pidió “permiso a la Madre Tierra” para que autorice la construcción de la obra. Ese “permiso” consiste en hacer un hoyo, echarle aguardiente de caña, unas gallinas y ya.

Según él, esa es la tradición de los pueblos originarios, pero da la casualidad que ni el aguardiente como tal existía antes de la llegada de los españoles a México, pues fueron ellos quienes trajeron el proceso de destilación con el que se producen esas bebidas.

Es más, la caña ni siquiera existía en América, pues fue traída de Pakistán y la India.

Pero mentiroso e inculto como es, y abusando de la ignorancia de quienes lo siguen ciegamente, impuso su “me canso ganso” y decidió que el tren se construya, a pesar de la oposición de varios pueblos originarios, que desaparecerían.

Eso sin contar con el desastre ecológica que causaría en la zona, tal como ya lo está haciendo con su refinería de Dos Bocas en Tabasco, que antes de ser licitada ya tenía preparado el terreno de varia hectáreas destruidas en la selva.

Al mismo tiempo se fue contra las plazas laborales de quienes trababan como empleados de  confianza en el gobierno, como si eso fuera un pecado o esas personas no mantuvieran a sus familias o no pagaran impuestos.

Es muy cierto que la administración pública está llena de aviadores, pues las nóminas son ocupadas por novias, amantes, parientes o compadres de los jefazos, pero son más los que hacen el trabajo que los trabajadores sindicalizados no pueden hacer.

Y no porque los que tienen un base sean menos preparados, pero tienen contratos que limitan sus horarios y días de trabajo, por lo que los de confianza tienen que realizarlos; de cualquier forma todos son trabajadores y necesitan su empleo.

Si El Peje prometió que en su gobierno habría empleo y crecimiento, es una contradicción que deje sin su fuente de ingresos a miles de mexicanos, que tendrán que buscar ahora cómo sacar adelante a sus familias… sin caer en la delincuencia.

El tabasqueño prefirió pagar a millones de “ninis” que no aportan nada al país, que mantener la fuente de ingresos a quienes se ganan el dinero trabajando. Y muchos de esos despedidos votaron por AMLO, confiando que con él les iría mejor.

La decisión más reciente fue cerrar los ductos de Pemex para combatir el grave problema del robo de gasolina. Bien que lo combata, pero no sin un plan alterno para no dejar sin combustible a casi la mitad del país.

López Obrador se indigna contra “los conservadores” porque magnificaron la escasez de gasolina que afectó a millones de mexicanos en toda la República. Dice que es mentira que no haya combustible, pues el país tiene suficientes reservas de gasolina.

Pues qué bueno, pero es como decirle a un hambriento que sí hay comida, pero que no se la dan porque está guardada para que no se la roben. O decirle a un cuentahabiente que sí hay dinero, pero que no se lo dan a los bancos para evitar el robo.

La sonrisa burlona con la que en sus conferencias mañaneras minimiza todo, indigna hasta a los que votaron por él, pues en este tema de la gasolina no piensa en el daño que le hace al pueblo trabajador, no tanto a los “fifís”.

Los ricos tienen más de un auto o incluso vehículos eléctricos, pero los de abajo, como él los llama, están en la lona.

Que les explique a los taxistas, repartidores, transportistas, padres de familia que deben transportar a sus hijos. A maestros, alumnos, empleados, emprendedores de Uber, pacientes de hospitales y a todo mundo que sí hay combustible, que no provoquen el caos.

Apenas inició su gobierno y está despedazando al país, ¿en verdad para eso quería ser Presidente de la República el tabasqueño?

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