Investigaciones especiales

La toma de decisiones no está en manos de las mujeres

Los sindicatos siguen siendo dirigidos por hombres; son pocas las que han ocupado puestos importantes.

Se cuentan por centenares en las listas de agremiados, en los eventos destacan por el bullicio y alboroto con el que animan, pero cuando se trata de ocupar puestos de toma de decisiones o encabezar algún sindicato, la mujer sigue sin destacar.

 Ganas tienen, lo que les impide llegar a los más alto son las entrañas mismas de los sindicatos, creados de origen por y para hombres.

“Los reflectores, por lo general, se los llevan los líderes o los actores cercanos a las estructuras del poder. Son importantes en términos de la organización, pero ya en las estructuras de decisión, no las vemos tan presentes”, asegura Maximiliano García, investigador de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM.

Inés González, coordinadora del Diálogo Sindical y de Género de la Fundación Friedrich Ebert Stiftung, explica que en el terreno laboral ha habido avances de inclusión, pero dentro de las organizaciones sindicales no se ve reflejado, lo que pone en desventaja la agenda de género.

“Si las mujeres no dirigen los sindicatos y no están donde se toman las decisiones es muy posible que la agenda de las causas de las mujeres se va a seguir aplazando por más tiempo”, añade González.

 Históricamente, son pocos sindicatos en los que las mujeres han destacado. Los casos donde esto ha ocurrido es únicamente en los sindicatos donde ellas llevan la batuta y son mayoría, como las maestras, enfermeras, las empleadas del hogar, cuidadoras de personas y otras profesiones que impliquen el cuidado de tras personas.

 Danae Martínez Miranda, quien fuera Secretaria General de la Sección VII  de las Taquilleras del Sindicato de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo, Metro en el 2015, recordó que hubo intentos de que fueran los hombres los que dirigieran la sección, pero al final termino en manos de mujeres, quienes demostraron que podían aguantar jornadas continuas de ocho horas, en aislamiento y enfrentándose a público de todo tipo. Después de esas condiciones laborales, quedó claro que las taquilleras tienen la capacidad para dirigir su propia sección.

“El sindicato del Metro nació charro, costó mucho trabajo organizar a la gente para que participara. Nos tachaban de chismosas, demostramos que éramos diferentes y queríamos igualdad de derecho”, apuntó durante su participación en el foro El 8 de marzo y la lucha de la mujer trabajadora, organizado por el Congreso de la Ciudad de México.

 Otra referencia femenina de representación es Concepción Castañeda, quien en el 2002 se convirtió en la primera mujer en encabezar el Sindicato Nacional de Trabajadores del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (SNTISSSTE).

En el Comité Ejecutivo Nacional se este sindicato se estima que 40% de sus miembros son mujeres, pese a que la paridad de género no está incluida en sus estatutos, según datos del Centro de Investigación y Estudios Educativos y Sindicales de la Actualidad.

Alejandra Barrales es otro referente de representación sindical. En 1995 asumió la Secretaría General de la Asociación Sindical de Sobrecargos de Aviación (ASSA), fue vicepresidenta de asuntos políticos, económicos y sociales de la Unión Nacional de Trabajadores y Secretaria General de la Federación de Sindicatos de Empresas de Bienes y Servicios (FESEBS). Después de eso, emprendió una carrera política.

 Frente a los avances que ellas representan en la historia del sindicalismo mexicanos, hay otros personas que representan el lado deshonesto del sector. Tal es el caso de Elba Esther Gordillo, quien se perpetuó como dirigente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) durante más de dos décadas, y a quien se le acusó del manejo indebido de recursos, su relación cercana con el poder y el uso a modo de las estructuras sindicales en beneficio de la clase política.

El pasado 26 de febrero, se cumplieron 6 años de su detención por la presunta malversación de fondos del sindicato, por el que pasó cinco años en prisión, siendo liberada apenas el año pasado. Sus excesos abonaron a la estigmatización de la mujer frente a cargos de alto rango en los sindicatos.

 “El caso de Gordillo se convierte en un buen pretexto para no abrir de manera amplia la participación de las mujeres en ese sector”, lamenta Maximiliano García.

¿Y los derechos?

A la par de la representación sindical, las mujeres también enfrentan una lucha constante por la defensa de sus derechos ante los patrones. En México, la mujer no sólo es trabajadora, también desempeña un rol de ama de casa o cuidadora de la familia, lo que complica sus tiempos y las presiona ante las largas jornadas laborales que deben cumplir.

 “La mujer sigue haciéndose cargo de las responsabilidades familiares, ella es la mujer, ella es la esposa, es la mamá y las demás responsabilidades impuestas por la sociedad”, apuntó Inés González.

 Con la reforma laboral que se discute actualmente en el Congreso, las activistas pretenden presionar a los legisladores para que el género femenino sea reconocido al mismo nivel que el masculino, para que se les reconozcan derechos y obligaciones por igual, y se exija que una representación paritaria en los órganos de toma de decisión.

 “No basta paridad en los estatutos, en la norma, hay que transformarla en poder para las mujeres. Los cambios legales en sindicatos y la Ley Federal del Trabajo deben ir acompañados de políticas que lo reafirmen y hay un cambio real”, afirma la especialista de la fundación Fundación Friedrich Ebert Stiftung.

Maximiliano García, de la UNAM, reconoce la disyuntiva entre resolver la participación política en el gremio o las condiciones laborales del sector femenino, que desafortunadamente no han podido evolucionar a la par.

“Los grandes líderes sindicales siguen siendo hombres, desde luego ha habido representación de mujeres importante, pero se manejan bajo las mismas reglas, el hecho de que hayan llegado mujeres a puestos sindicales de relevancia, en términos de toma de decisiones, no ha implicado que se modifiquen las reglas de acceso, sigue predominando una visión muy masculina donde las mujeres forman parte de la base y las estructuras de decisión todavía están en manos de otros”, puntualiza el especialista.

 El reto

 La Cuarta Transformación  del gobierno federal promete apertura dentro de los sindicatos, y para las mujeres es momento de plantear temas históricamente rezagados respecto a su reconocimiento laboral.

 Quienes han liderado secciones pequeñas a nivel local o nacional coinciden en que es necesario el surgimiento de un nuevo movimiento e lucha, similar al que logró la inclusión de las mujeres en la vida laboral en los años 80.

La diferencia es que ahora el movimiento deberá velar por que las mujeres ocupen espacios en puestos de toma de decisiones, al mismo tiempo que los derechos y obligaciones de este género estén apegados a la realidad que viven todos los días.

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