Investigaciones especiales

Juan Ayala: desesperado por el poder

El dirigente saliente incumplió su palabra con un infructuoso intento por hacer valer una irregular "toma de nota" que le permitía mantenerse hasta 2023 en la dirigencia.

Con la inclusión de un artículo transitorio en el estatuto que contempla “por única vez” la elección de una dirigencia interina por seis meses, la mayoría de los delegados al LX congreso general ordinario del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México (SUTGCDMX), blindaron jurídicamente la gestión de Héctor Castelán Moreno, electo presidente.

Los gritos de los simpatizantes del ahora expresidente, Juan Ayala Rivero -encabezados por César Piña Rodríguez, exsecretario de finanzas alentándolos a través de un micrófono-, no les permitieron reparar en la propuesta de incluir un artículo transitorio para superar el 34 de los estatutos.

“Por esta única vez se modifica el artículo 34 del estatuto que rige la vida interna del Sindicato, nombrando un Comité Interino por el periodo del 11 de julio de 2019 y hasta el 11 de enero de 2020, a efectos de que se modifique en su totalidad dicho artículo para que la elección se haga por votación personal, directa, libre y secreta, debiendo los concejales elaborar dicha reforma y adecuarla a las modificaciones de la Ley Federal de los Trabajadores al Servicio del Estado”, le establece el transitorio aprobado con el voto de la mayoría de 74 delegados.

Y es que el artículo 34 estatutario establece: “Cada cuatro años, en el Congreso General Ordinario correspondiente. (sic) Se hará la elección del Comité Ejecutivo General, Comisiones y demás representaciones del Sindicato, por medio de plantillas y por votación directa”.

Previamente el presidente del congreso, Miguel Ángel Reyes Guerrero, sometió a votación el desconocimiento de la toma de nota otorgada en agosto de 2017 a Ayala Rivero para que fungiera como presidente del SUTGCDMX hasta 2023. Una mayoría de 74 delegados votó a favor.

Mientras, 46 delegados simpatizantes del hasta entonces presidente hacían, con gritos, casi imposible que se escucharan las propuestas que se sometían a discusión y votación. “¡Toma de nota! ¡Toma de nota!”, reclamaban en un infructuoso intento porque se sometiera a votación el desconocimiento de la misma.

Alentados por Piña Rodríguez a través de un micrófono, ese grupo asumió actitudes agresivas no sólo en contra de los delegados opositores a la permanencia de Ayala Rivero en la dirigencia sindical, sino incluso con dos notarios públicos que daban fe de lo que sucedía al interior del lugar en que se llevaban a cabo los trabajos. Un grupo de mujeres intentó incluso arrebatarles los apuntes que los fedatario estaban tomando.

El caos estaba cerca de imperar en el auditorio, pese a los esfuerzos de presidente del congreso por calmar los ánimos de los rijosos.

JUAN AYALA PERDIÓ TODAS LAS VOTACIONES

Una vez que el presidente del SUTGCDMX instaló el congreso tras verificarse que había quórum, se sometió a votación la elección del presidente, vicepresidentes y escrutadores del evento. La planilla encabezada por Reyes Guerrero -secretario general de la sección 21- logró el triunfo de la mayoría de los 120 delegados, por 74 contra 46.

Ayala Rivero recibió con sorpresa el resultado de la elección. De inmediato se levantó del lugar que ocupaba en el presidium y se retiró de los trabajos.

Se desató de inmediato la escandalera de los seguidores del dirigente saliente, seguros que eran minoría: eran s{olo 14 secciones, mientras el otro grupo contaba con las otras 26 -incluidas las cuatro m{as numerosas, como son la 1 “Limpia y transportes”, 2 “Construcción y operación Hidráulica”, 6 “Parques y jardines” y 12 “Servicios médicos”-.

La intención era evidente: evitar el desarrollo del congreso, con la certeza que de esa manera prevalecería la irregular toma de nota de Ayala Rivero -impugnada de nulidad por la Coalición Frente Democrática de Trabajadores del Gobierno de la Ciudad de México y Alcaldías ante el Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje-.

Piña Rodríguez, secretario de finanzas saliente y secretario general de la sección 4, tomó un micrófono y a todo pulmón gritaba “¡Toma de nota! ¡Toma de nota!”, seguido por los delegados que su grupo había logrado aglutinar.

El ambiente en el auditorio se caldeaba y amenazaba en convertirse en una gresca, debido a que algunas mujeres simpatizantes de la permanencia de Ayala Rivero, con una actitud agresiva buscaban arrebatarles papeles y micrófonos a quienes encabezaban el grupo mayoritario de delegados.

Entre gritos y conatos de violencia, los trabajos se desarrollaban con dificultad. El presidente del congreso por más que alzaba la voz en el micrófono, casi no se escuchaba.

Afuera del edificio de Antonio Caso número 48, en la Colonia Tabacalera, un grupo de trabajadores subió a la azotea para bajar una gigantesca manta con la fotografía a colores de Ayala Rivero, en cuya parte inferior se leía: “La base trabajadora del Gobierno de la CD.MX, secretarios generales, concejales y Comité Ejecutivo Gral del S.U.T.G.CD.MX, en total apoyo al Mtro. Juan Ayala Rivero para el periodo 32019-2023”

VOTO CONTRA ILEGAL TOMA DE NOTA

Una de las primeras decisiones que tomó el grupo de delegados mayoritario, fue modificar la orden del día. Se decidió que Ayala Rivero no leyera su informe.

Posteriormente el presidente del congreso sometió a votación el desconocimiento de la toma de nota de Ayala Rivero. Los gritos de quienes buscaban reventar los trabajos se intensificaron. Aun así, los 74 concejales en contra de la continuidad del presidente, votaron por invalidar el documento.

Superados en número de concejales, las mujeres simpatizantes de Ayala Rivero se acercaron al presidium, en un intento por arrebatarle a Miguel Ángel Reyes Guerrero los documentos e invalidar los acuerdos tomados.

Los secretarios generales de las secciones 3, Alfredo Delgado Vásquez; 4, César Piña Rodríguez; 8, Alberto Ocampo García; 11, Víctor Hernández Villeda; 13, Jaime Patiño Gutiérrez; 14, Osbert Esquivel Jaramillo; 17, Leticia Lorencez Olvera; 19, Susana Paz Martínez; 20, Hugo Benito Alvarez Pérez; 22, Jorge Castro Carpio; 31, Rafael Torres Correa; 36, María Antonieta Soto Pacheco; 37, María Inés Vergel Martinez; y 38, Lilián Porras Carreño, incrementaron sus gritos, en un desesperado intento por mantener a Ayala Rivero en la dirigencia sindical.

Es importante destacar que la sección 32, de la que emergió Ayala Rivero, forma parte del grupo mayoritario que está en su contra.

Entre la escandalera, el presidente del congreso sometió a discusión y votación la inclusión de un artículo transitorio en los estatutos, a fin de darle vales del jurídica a la elección de un comité ejecutivo general interino que pudiera estar en funciones durante los próximos dos meses.

Los simpatizantes de la permanencia de Ayala Rivero, más interesados en reventar los trabajos, no se percataron de lo que se puso a votación. Los concejales del grupo mayoritario votaron a favor. Con esa decisión se blindó la elección y se introdujo, “por única vez”, la figura de un comité ejecutivo general interino.

Entonces, se sometió a votación la elección del presidente y de su planilla. Sólo se presentó la candidatura de Héctor Castelán Moreno -secretario general de la sección 9- a la Presidencia del SUTGCDMX. Con 74 votos a favor, ganó la elección.

JUAN AYALA, MAL PERDEDOR

Pese a la mayoría que votó en su contra, Ayala Rivero y su grupo, después de concluido el congreso, corrieron la versión que por supuestas irregularidades en el desarrollo del congreso, continúa siendo el presidente del SUTGCDMX.

En el supuesto que no hubiese sido invalidada la toma de nota, el sindicato de los trabajadores del gobierno de la ciudad se encontraría acéfalo, en términos de lo previsto por el artículo 34 de los estatutos, ya debió elegirse a todo el comité ejecutivo general, toda vez que el presidente no puede gobernar la organización por sí solo.

INCUMPLIÓ ACUERDOS CON EL GOBIERNO CDMX

Antes del LX congreso del SUTGCDMX, Ayala Rivero asumió el compromiso con la secretaria general de gobierno, Rosa Icela Rodríguez, y el subsecretario de capital humano, Jorge Luis Basaldúa, que los trabajos se realizarían sin conflictos.

El grupo mayoritario de delegados, acusó que el dirigente saliente ingresó a porros del Politécnico Nacional al auditorio donde se realizaron los trabajos, a fin de que apoyaran a sus simpatizantes a reventar el congreso, lo que finalmente no lograron.

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